Un Marlboro y Un Lucky Strike

martes, 29 de abril de 2008

Bajo el brazo izquierdo tengo un cuaderno Acuarel de Ledesma, con motivos verdeazulados
y tres cuartos de las hojas cuadriculadas están en blanco.
En el anillado, una lapicera.
En el fondo del bolsillo de mi pantalón de corderoy tengo un encendedor "Candela"
y un atado de 10 de Marlboro con dos cigarrillos.

***

Prendo el 1ero... un Marlboro.

Bueno,
acá afuera está bien frío.
Digamos que es una más de esas imágenes de mañanas complicadas
en que el humo del cigarrillo baila coreografías azarosas junto al dibujo de
la respiración intensa, que se hace presente en el viento inmediato a cada exhalación.
Es una más de esas secuencias en que las manos buscan refugio en los bolsillos del pantalón
o mejor aún: en el bolsillo medio de mi-buzo-azul-de-Bross.

Tengo las rodillas abulonadas y los codos pegados a la contextura del torso.
La capucha del buzo me está enmascarando algunas frecuencias.
Percibo a lo lejos el suave silbido de un viento que hiela la nuca.
Escribo con una "Bic" negra, de esas que nunca mueren de a poco.
(Esas lapiceras no fueron diseñadas para conocer la agonía...
sino que pasan de funcionar perfectamente a no-funcionar de forma repentina)

Hoy no necesito siquiera los sentidos que captan lo superficial.
Hoy cierro los ojos y todavía puedo verte ahí.
Me tapo los oídos y sigo escuchándote.
Me olvido que tengo las manos y sé exactamente que escribirte.

Estoy sentado en una silla playera fuera de contexto... de metales fríos.
Miro el cielo y te espío cantando en cada estrella canciones que ponen la piel de gallina.
Hoy un acorde nace de mi interior.

No necesito ni un medio de transmisión sonora.
Tengo un "Do" en el alma,
un "Mi" atravezado en la garganta,
y varios "Soles" en el corazón.
A eso llamo componer canciones de partituras repletas de silencios.

Amo el momento en que siento la música junto a la esencia.
Amo creerme que el frío es pura y -únicamente- psicológico para dejar de tiritar.
Lo mejor que me pasó en esta vida es olvidarme de lo que vine a hacer,
y sentir ese impulso inquebrantable de quedarme.

Yo ya pasé el marco,
y este dormitorio está encantador.

Prendo el segundo, un Lucky Strike.


(Bueno,
acá afuera
ya
no
está
tan
frío)