guardame un abrazo

lunes, 27 de octubre de 2008



Sé que lo que más querés es verme una vez más.
Aunque eso te cueste la voz.
Que no puedo frenar,
no sé como parar esta urgencia de gritarte hoy.

Pero no sé si me entendés.
A veces ni entiendo yo.
No siempre grito el dolor...
(pero hoy no puedo callarlo)

Sé, que a veces no querés.
No sé ni quien soy yo. Ni pretendo saberlo ésta vez.
Que a veces no podes leer el libro al revés,
o el idioma en que te canto hoy.

Pero no sé si me entendés.
A veces ni entiendo yo.
No siempre grito el dolor...
(pero hoy no puedo callarlo)

Sé, si me empiezo a alejar,
siempre compongo en "la"
El acorde que nos dice adiós.





Casi nadie en este entorno y contexto escucha los gritos pacíficos.
Es ley.

Y te retorcés, y haces ruidos raros hasta que te miran.
Y escribís lo que podes como podes y solo cuando la bronca no te impide el habla.
Y gritas casi en silencio en busca de alguna frecuencia llamativa,
algo que alguien más entienda y descubra y decida si es relevante o no para su historia de vida.

Gritas sin fuerzas ni oxígeno para que alguien vea la mierda que te surge adentro.
Y no siempre te tienden el brazo,
y no siempre lo querés del todo,
porque esa locura interna y el desapego social
es el motor que te lleva a seguir creando.

El arte, en sus picos y topes surge de la intensidad.
No hay arte admirable que sea insulso,
que no provoque nada.
Y tampoco pasa por un nivel de complejidad.
Más bien supongo que pasa por el canal de comunicación
y las formas que últimamente están bastante erradas.
Y uno levanta la voz y contamina el ambiente acústico
con estruendosas vibraciones de garganta porque siente que así tiene más razón.
O hiere, insulta, putea a cuanto ser viviente se le cruce por la nariz
y a veces hasta se la agarra con los electrodomésticos
porque la impotencia lo lleva a la incoherencia.

Intento hablar de arte.
No de banditas de mierda y figuras sensuales en el liderazgo con el culo depilado
porque a los productores y managers y los capos del mercado no les gustan los vellos anales.
No hablo de "marketing" ni de "charts" ni de cuestiones masivas y enfermas que impulsan al pueblo a comprar cualquier mierda que sale a las calles.

Hablo de los pinceles y los hilos de luz alumbrando parte del lienzo.
Hablo de lapiceras que se gastan de escribir tantas palabras
y de maquinas de escribir con teclas que ya casi no funcionan
por el énfasis del tipeador ante una idea brillante.
Hablo del lapiz de dos centimetros porque siempre usas el mismo verde y el mismo azul y el mismo rojo y te quedaron los faber castell del color que menos te gustan todos enteros, sin uso.
Hablo del pendejo que se rompe el lomo entrenando y en la cancha tira un caño, esquiva al central en una baldosa y hace un pase atrás para que el goleador tenga que empujarla y nada más...
Hablo del grupo de amigos y el caminar y el sentir que hay alguien para tirar de la soga y correr el mundo si lo sentis descarrilado.

Hablo de la persona que te respeta en la vía pública y te parece un extraterreste porque ya está todo contaminado de mierda, desconfianza y odio general que viene y que va porque nos cagan seguido y corrido y sin carpa y cuanto más desconfias menos hablas y menos gente conoces y mas seguro te sentís y menos posibilidad de que te arruinen tenes.
Hablo de los besos y abrazos sinceros y los tiempos en que no importa cuantas horas pasaron o que haces después, si te vas corriendo, en taxi o colectivo, porque eso que es amor es como una especie de escudo enérgico que te saca el miedo a la existencia.

Hablo de The Beatles, ahi parados todos flacos y flequilludos con los trajes, los pantalones bombilla y las botas negras en Ed Sullivan Show, cantando "I Want To Hold Your Hand" mientras los yankees se volvían locos, y las chicas gritaban y ellos se reían... tenían la mueca del triunfo delatando el "lo logramos" en sus cabezas jóvenes.
Hablo de la gota que se te cae del ojo cuando Lennon empieza a silbar en "Jealous Guy".
Hablo del quiebre de voz que se escucha en "How" cuando John canta: "How can I give love when love is something I've never had"
Hablo de la piel de gallina que te genera Harrison en "Isn't it a Pity" cuando cita a "Hey Jude" sobre el final. Y vos pensás... "¿no es una pena que ya no estén juntos?"
Hablo de Ringo. De Ringo llenando todos los espacios en "A Day in the Life" y quebrando el esquema estructural en "Rain". Hablo de Ringo contando chistes y pudriéndose de los que venden el arte y mandando al carajo a los fans y diciendo que no firma más autógrafos porque los ponen a la venta en eBay. Y que se curtan. Ningun artista debe una puta exhalación a ningún fan. Eso también es ley. Y no por sentirnos identificados con algun artista en particular tenemos que creer que nos pertenece. Lo cierto es que nos pertenece solamente nuestro sentimiento hacia él pero no su vida en particular.
Hablo de Paul, juntando a algunos Led Zeppelin, a algunos The Who, y a los Wings en "Rockestra". O cantando "you right me when I'm wrong" en "Maybe I'm Amazed" con toda la granja en la espalda mientras Linda hace el té o pasea en caballo y saca fotos.

Hablo del que deja cada sufrimiento, cada enojo, cada sonrisa, cada gota de transpiración en las palabras que supo vomitar lo mejor que pudo... Con sutileza, agachado, desde la montaña o con la pudrición más "Kurt Cobain" que le salió. La desprolijidad también es parte del arte.
Las manos sucias, llenas de pintura... o de grasa en el caso de un técnico o un diseñador de objetos artísticos en hierro. El piso salpicado por el aguarrás o la huella digital sobre el acrílico porque sonó el teléfono y te interrumpió el clima.

Eso es mucho más arte que cualquier sonido arreglado magistralmente por un equipo de producción efectivo e inteligente, y sobre todo, indiscutiblemente genial a la hora de captar el interés del mercado y la demanda.

No hablo de posters, ni de bailando por un sueño, ni de los putos y los ignorantes o los sexópatas.
Hablo de una guitarra o una mandolina contando secretos del alma.
Diciendo en canciones que carajo es lo que sienten.
Que carajo es lo que quisieran cambiar.
Que lindo que pasaron el día o como el maestro Lennon decía:
"pienso que cague bien esta mañana y lo escribo"

De eso se trata.
De ser sincero.
De no vender algo que no es.
De no dejarse meter el palo en el orto tentado por el billete.
Pero últimamente siento que nadie escucha.
Así que a veces no queda otra que escribirlo, dejarlo y olvidarlo.

Que el arte no te abandone, hermano.
Es una de las pocas cosas que nadie puede reprimirnos de sentir.

1 comentarios:

un tal león dijo...

gracias.
es hermoso leer esto.