Que no se encierre al arte por miedo a desencontr-arte

martes, 19 de agosto de 2008



El tiempo es una de las variantes que no podemos controlar.
Ni la percepción sobre él ni su transcurso o sus efectos.
Supongo que lo único que podemos hacer es adaptarnos a él
y actuar de forma determinada según el tiempo decida obrar sobre nuestra existencia.

No sé realmente cual es el motor que mueve al tiempo más allá de un sistema de engranajes
girando agujas o números digitales formados en base a dos cuadrados, uno por encima del otro,
simbolizando un 8, a partir del cual surgen todos los demás.
Solamente sé que puedo despertarme en medio de la noche con la cabeza repleta de ideas,
y a su vez, una confusión bastante generalizada respecto a quien soy o quien podría ser, donde estoy y donde quiero estar, o cuando... en que momento o porción de la historia.

Tampoco tengo un esquema.
No tengo ni esquemas, ni patrones, ni procedimientos o estructura...
y si bien podría juzgarme a mi mismo de rutinario, solitario, autocebador de mates y autogenerador de historias, o descubrimientos, hallazgo y decorador de sentimientos,
eso no me vuelve estructurado. Más allá de usar siempre el mismo tipo de ropa, el mismo cuello polar anaranjado sobre el cuello y los mismos amuletos colgando del cuello, las mismas zapatillas o estar hablando siempre de los mismos intérpretes o personas... o del mismo estilo de música.
Bueno, bien... soy estructurado!? Quizás soy un estructurado en lo que a moda refiere, en mi aspecto y en mis gustos genéricos, pero al interior me refiero.

Puedo ser bastante cíclico y adaptarme a determinadas situaciones sin una mueca de espanto, o sonrisa alguna.
Puedo mantenerme inerte ante las malas noticias sin saber que decir o simplemente dejar suceder la parte oscura del libre albedrío externo a mi persona.
Y quien quiera entenderlo de esa forma va a escucharme y quien no jamás lo hará.
Y eso es ley natural del artista.
Aceptarse de una forma u otra y mostrarse de las mismas formas hacia afuera.

¿Y por qué no presentar un producto distorsionado y completamente alterado de su realidad?
Por mi parte... no busco sorprender ni representar,
sino liberarme en cada verso que hago canción.
Y transformarme en el producto final no me libera de nada.
Mucho menos de mi mismo.

Y si no es canción que sea pura experimentación.
Vanguardia?
Creo que me queda un poco grande el término.
Creo que se acabo la posibilidad de ser parte de ese movimiento desde que las ideas se cayeron de los medios, y lo que es peor... de la sociedad.
Desde que las ideas se cayeron del oyente y del creador, contaminados por los billetes y los métodos de captura psicológica. Desde que caducó el concepto de arte y la gente se puso a escuchar mierda y a crear lo mismo.

Siento que el mundo comercial invadió por completo la energía increíble de ideas diferentes, vanguardistas o las obras artísticas que difieren de la mera mediocridad de ejecución instrumental... más allá de tocar la guitarra como percusión o buscar golpes que generen melodías, o las tomas vocales a cargo de los pájaros, o los perros o los gritos humanos desencontrados de la paz interior como métodos de liberación.

Me hubiese encantado ser parte de épocas en que la vanguardia tenía una especie de auge, o cierta importancia entre culturas y grupos sociales... pero justamente, y otra vez volviendo al inicio, no puedo controlar el paso del tiempo.

No estoy juzgando tampoco la colectividad comercial o a quien compre un disco de mentira.
No juzgo ni mucho menos a quien se muestre de una forma u otra con el objetivo de llegar a más gente, pero simplemente tengo la libertad de la elección y acá no hay tiempo que pueda trastornar mi postura porque no pienso en caer dentro de ese torbellino de ilusiones estéticas compensando frialdades musicales y líricos del sinsentido.

Menos digo que este mal expresar el arte de una forma u otra.
Cada uno a su modo.
No culpo a nadie.
Ni al comprador ni al productor, ni al círculo vicioso de las masas que "crean" o "recrean" y el resto que "compra" o "ingiere".
Tampoco digo tener la razón ni la verdad, pero simplemente me siento fuera de todo eso.

Más bien siento que hoy día el arte es inyectable.
Estribillos pegadizos con imágenes estratégicas y clips pensados para no ser olvidados, no importa cuan patéticos sean. Son estrategias. Artimañas de venta y no está mal tampoco, dado que ese es un objetivo y si es cumplido, felices ellos.
Pero, donde se ha quedado el arte?
Yo suponía que de una fuente de creación de tiempos dorados íbamos a evolucionar artísticamente, buscando alternativas... influenciandonos bajo esos acordes mágicos de bandas que también lo eran y lo seguirán siendo porque dejaron su huella en la historia y en el sentimiento de muchas generaciones.
Y sin embargo hoy me encuentro con que está todo muy pensado de forma bruta o como un simple experimento de laboratorio, y me temo que somos las ratas.

Ya no te ofrecen sino que te inyectan.
Es como la heroína que duerme.
Duerme al oyente o al lector.
Lo corre de éste mundo y no precisamente por tener esa fuerza de transporte espiritual que yo encuentro en bandas o intérpretes como The Beatles, Ravi Shankar y sus descendientes, Donovan, Dungen, Badfinger, Buscaglia, los Moody Blues, Gabo, Spinetta o Pedro Aznar, o en escritores como Bukowsky, E.A.Poe o Abelardo Castillo (no soy tampoco un gran lector!) o en artistas como Ducamp, Linda McCartney, Van Gogh o cualquiera de ellos.

Simplemente creo que hoy día cualquier estereotipo de ojos delineados y ropas encandilantes o plagadas de rosa, de voz distorsionada y repleta de efectos, con un backing track electrónico... sin músicos reales... sin sentimientos de cuerpo y alma, sin todo ese abrazo cálido de alguien rascando una nota con los músculos traduciendo al corazón, (y llamo a esto retroalimentación artística), tiene mayor alcance a la sociedad contaminada de todos esos SIN que me molestan.

Yo quiero que el tiempo elimine plagas de masismo asentimental y que obre sobre todo aquel que es arte en si mismo sin necesidad de inyectar a nadie, y que solo expone parte de su interior de la forma en que su grito interno fluye hacia afuera.

Amen.
y sin tilde.

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